La historia de la interpretación del Pentateuco es representativa de la historia de la teología bíblica en general. Los judíos consideraban la Torá como el fundamento de su existencia como nación y la regla inmutable de su relación con Dios. En las épocas cuando la nación se apartaba de lo ordenado en ella, sufría todas las desgracias y maldiciones predichas en ella. Cuando la nación volvía a practicar la Torá, Dios derramaba sobre su pueblo las bendiciones predichas en ella.
Durante el exilio, cuando fue imposible practicar los rituales prescritos en la Torá debido a que los babilonios habían destruido el Templo, se formaron las sinagogas donde el pueblo se reunía para estudiar las Escrituras. Después del retorno a la tierra prometida y de la reconstrucción del Templo, la práctica de reunirse en sinagogas para estudiar seguía, pero el pueblo ya no hablaba hebreo (el idioma del AT) sino arameo (el idioma de Babilonia). Por eso, surgieron los Targumim (una traducción interpretativa del AT al arameo). En la época de Jesús, los judíos seguían reuniéndose cada sábado en las sinagogas para escuchar la Torá. Después de la destrucción del Templo por los romanos en el año 70 d.C., la sinagoga se convirtió en el centro principal de la religión judía y el practicar lo ordenado en la Torá llegó a ser la manera de mantenerse en relación con Dios (pues ya no se podía ofrecer sacrificios porque el Templo quedó destruido hasta el día de hoy).
El creciente movimiento cristiano consideraba el Pentateuco como parte fundamental de su fe. Cuando Jesús tentado citaba la Torá. Los autores del NT citan directamente el Pentateuco 148 veces y hay 705 alusiones a los cinco primeros libros del AT (Aland y otros, 1994, 887–893). Sin embargo, hubo desacuerdo y debate entre los cristianos del primer siglo acerca de la importancia de hacer la Torá (obedecer la ley) como requisito para estar en relación con Dios. Los cristianos judíos, acostumbrados a la Torá, suponían la necesidad de seguir en obediencia; mientras Pablo enseñaba en las iglesias mixtas (judíos y gentiles) y las iglesias de puros gentiles que él fundaba que no era necesario para un creyente gentil circuncidarse y guardar las leyes dietéticas. El asunto fue resuelto formalmente por medio de un concilio de la Iglesia en Jerusalén (Hechos 15). El acuerdo del concilio afirmaba la enseñanza de Pablo, pero exigía a los gentiles respetar la sensibilidad de sus hermanos judíos al abstenerse de ciertas prácticas muy asociadas con la idolatría pagana de la época. Ya para el segundo siglo, casi todas las iglesias estaban compuestas de gentiles, y el debate no tuvo importancia.
Hasta el siglo dieciocho, hubo consenso entre los cristianos con respecto a que el autor de estos libros fue Moisés y que estos relataban la historia de lo que realmente pasó desde la creación hasta unos días antes del inicio de la conquista de Canaán. Todos aceptaban que fueron escritos en su mayoría durante los cuarenta años entre la salida de Egipto y la entrada en Canaán.
Comenzando en el siglo dieciocho y como resultado de la Ilustración, los que practicaban el método histórico-crítico propusieron que el Pentateuco está compuesto de varias fuentes producidas por diferentes autores en diferentes épocas (la hipótesis documental del Pentateuco).
En la mitad del siglo veinte, el estudio literario del Pentateuco desde la perspectiva de la cosmovisión modernista contribuyó bastante a entenderlo como excelente literatura y apreciar muchos detalles de lo que comunican sus narraciones.
Ya en torno a la figura de Moisés (por el 1250 a.C.) surge un elemento nuevo en la «memoria» del pueblo: un documento escrito que codifica algunas reglas fundamentales para la religión y la ética del pueblo, una especie de constitución. Son los «diez mandamientos» o Decálogo, que aparece, por otra parte, en dos formas distintas en la Biblia actual (respectivamente Ex 19/Dt 5 y Éx 34).
Conservamos además en la Biblia actual otros textos que quizás fueron fijados ya por escrito a finales del segundo milenio, como las canciones de Débora Jue 5) y de Josué Jos el estribillo de María (Éx 15,21), los oráculos de Balaán (Nm 2224), etc. Otros documentos antiquísimos son «el libro de las guerras dc Yahvé», del tiempo de los Jueces (Nm 21,14), y «el libro del Justo» o «del Cántico», mencionado cn Jos 1(), 13 y 2 Sm 1,18.
Además de los textos literariamente fijados que aquí mencionamos, hemos de situar cn esta época la formulación de las leyendas en corno a los grandes jueces (Sansón, Gedeón, etc.) y tarnbién proverbios, fábulas, corno el apólogo* de Yotam, en Jue 9,7-15. Una primera colección ampliada de leyes, llamada «el Código de la alianza», conservado en Ex 2(),22-23,33, puede ser también de este mismo período.
Problema de las fuentes. En la composición del Pentateuco se descubren varias fuentes gracias a los trabajos de la escuela crítica que ya había abordado el estudio de los evangelios sinópticos. La escuela crítica intenta descomponer los textos en sus fuentes originales e identificar sus autores. Así se establecieron varias fuentes, siguiendo estos criterios, en la composición del Pentateuco:
Después de varios decenios de investigación, los estudiosos llegaron a un acuerdo fundamental en cuanto a la gestación de la Biblia, describiéndola más o menos como sigue:
En el período que va desde los patriarcas hasta el reinado de David y Salomón, la memoria de Israel —ritos, narraciones sobre los patriarcas, la epopeya del éxodo, la historia de las luchas de conquista de la tierra, etc.— se transmite principalmente por la tradición oral.
En la base de los cuatro primeros libros de Moisés —Gn Ex, LV, Nm—, llamados a veces «tetrateuco» (de letra = 4), existe un documento escrito, narrativo, que comienza con la creación de Adán y Eva (Gn 2,4bs) y tcrrnina en la historia del éxodo, en el libro de los Números. Este documento se caracteriza por el uso constante del nombre de Yahvé . Por eso se le llama ” narración yahvista» (sigla: J). También se caracteriza por su teología bastante popular, por su imagen de un Dios cercano, por una cierta atención a los bienes de la vida humana, etc. El contexto presumible histórico y sociológico de esta visión «humanista» de la historia de los orígenes puede ser el reinado de Salomón o el tiempo inmediatamente después, en el reino del Sur (siglo X)
También existen huellas de otro texto, cuya narración abarcaba solamente la historia a partir de los patriarcas* (Gn 15) hasta el éxodo inclusive (Nm). Este documento utiliza el nombre de Yahvé solamente en la revelación del Sinaí (Ex 3,15 —«el Señor», en la mayor parte de las traducciones—), indicando normalmente a Dios con el término de elohim, razón por la cual se suele llamar elohísta (sigla: E). Su imagen de Dios es más distante y se introduce a los ángeles para respetar la trascendencia de Dios, etc. Su teología es más severa y moralista y se parece a la predicación de los profetas del siglo VIII en el reino del Norte. La narración elohísta (del Norte) no se ha conservado tan bien como la yahvista (del Sur) en el texto actual del Pentateuco; esto se explica por el hecho de que los dos documentos fueron integrados uno en el otro en el ámbito del reino del Sur (Judá), lugar de origen de la narración yahvista.
Un tercer documento recogía tradiciones relacionadas con el culto. Está presente de manera especial en el Levítico y se caracteriza por su interés cultural; se le atribuye por ello al ámbito sacerdotal. Este documento fue llamado por los estudiosos alemanes que lo identificaron Priester kodex (en alemán, «código sacerdotal»; sigla: P).
Es probable que los documentos J y E se hayan unificado antes de añadírseles P, quizás con ocasión de la reforma de Ezequías, por el año 700 a.C.
La «fusión» de J + E con P habría sido realizada por los sacerdotes en la época del destierro en Babilonia, con vistas a la conservación de la ley mosaica y la restauración del culto después del destierro. De esta manera quedó constituido el contenido esencial de los libros actuales Gn-Ex-Lv-Nm, o «Tetrateuco».
El libro del Deuteronomio no proviene de los mismos documentos que el «Tetrateuco» (Gn-Ex-Lv-Nm), sino que es una ampliación, en forma de discurso de despedida, de la nueva colección de leyes mencionadas en 2 Re 22 (reforma de Josías y que llamamos «Deuteronomio primitivo», o sea, inicial. Este está sustancialmente presente en Dt 12-26. En la época del destierro, el Deuteronomio primitivo fue ampliado con algunos discursos atribuidos a Moisés y colocado al frente de la historiografía deuteronomista Jos-2 Re (sigla: D).
Pero en una época determinada Deuteronomio fue separado de la obra deuteronomista y añadido al «Tetrateuco» (GnNm). La razón de esto pudo haber sido el hecho de que el Deuteronomio trata de la ley de Moisés, lo mismo que los libros de Ex-Nm. Pero puede ser también una señal de aproximación entre los dos grupos, teológicamente bastante distintos, que produjeron respectivamente el «Tetrateuco» (Gn-Nm) y la «obra deuteronomista» (Dt + Jos hasta 2 Re).
El Pentateuco en su conjunto, después de la inclusión del Deuteronomio, recibió una redacción final «sacerdotal», a la que hay que atribuir también el texto litúrgico de la creación en seis días (Gn 1,1-2,4a).
Edad de los documentos. El documento (D) se relaciona estrechamente con la reforma de Josías año 662 a.d.C. El Deuteronomio se identifica con el libro de la ley encontrado en las obras del templo de Jerusalén y del que se da noticia en 2Re.22-23. El documento (P) cita leyes que ya se dan el documento (D), especialmente en lo referente a la centralización del culto, y por tanto ha de ser muy posterior a él, probablemente es escrito en el periodo posterior al exilio, 340 a.d.C. En cambio el (J) documento Yavista ha debido ser escrito en Judá, durante el siglo IX a.d.C. y un poco más tarde vería la luz el documento (E) Elohista, en el reino del norte. Parece ser que tras la destrucción de Samaría, año 722 a.d.C., los fieles del norte se refugiaron en Jerusalén, llevando consigo sus libros sagrados. Allá, en Jerusalén se fusionaron los documentos (J) y (E), más tarde se le añadió el (D), a la vuelta del destierro. Finalmente, restablecido el culto se suma el documento (P), con lo que tendríamos el Pentateuco formado con una apariencia similar a la que conocemos hoy.
a) Anacronismos: El Pentateuco alude a hechos que no pudieron ser conocidos por Moisés, porque le son posteriores:
b) Narraciones repetidas. A lo largo del Pentateuco se repiten relatos lo cual indica la existencia de más de un autor:
c) Falta de armonía. No solamente por la repetición de relatos, sino en contradicciones que se notan en ellos.
En la parte legislativa encontramos los mismos duplicados y con sus contradicciones.
Nombres de Dios. Unas narraciones emplean uniformemente “Elohim” traducido siempre por – Dios-, otras “Yavé” empleado como nombre propio. Por ejemplo, el primer relato de la creación en Gen 1 emplea siempre “Elohim” en Gen 2-3 se lee “Yavé”, o Yavé-Elohim”
Referencias:
Johan Konings, La Biblia, su historia y su lectura, Editorial Verbo Divino, 1995. |