1.1 La Palabra y la idea de la Teología 

La palabra teología

  • Origen precristiano

La palabra teología es precristiana. Los dos términos que la forman, logos en nominativo y theou en genitivo, juntos significan palabra, razón, sentido, discurso sobre Dios, hacia Dios, ante Dios, desde Dios o de Dios; todos estos matices permite el genitivo. Surge en el mundo griego en tres contextos bien distintos.

El primero es el ámbito religioso de himnos dirigidos a la divinidad para su glorificación y agradecimiento, en conexión a su vez con el origen del mundo, la teogonía y las relaciones de los dioses con los hombres. Teología significa aquí proclamación hímnica de Dios.

En el segundo contexto es la filosofía de Platón, quien en reacción contra los poetas que narran cosas antropomórficas de los dioses, cantando sus proezas físicas y sus escándalos morales, reclama unas ¨formas de teologías¨ que critiquen y descarten esos relatos. Es la primera ilustración frente a un tipo de religión y mitología. Teología en ese contexto significa la crítica que la razón filosófica ejerce al servicio de la ciudad, rechazando la comprensión antropomórfica y reclamando un pensamiento sobre Dios digno de Dios. 

El tercer contexto es la filosofía de Aristóteles. La palabra theológoi designa a los autores de cosmología, a quienes se refiere como ¨los contemporáneos de Hesíodo y todos los teólogos¨. Theologein significa ¨hacer dioses a los principios del cosmos atribuyéndoles un origen divino¨.  Aristóteles sitúa a los amantes de los mitos en la cercanía de los filósofos y propone una metafísica nacida del asombro y de la gratuidad. La ciencia teológica aparece así como el saber que es  de Dios y que tiene a Dios por objeto; es la que solo puede tener Dios de sí mismo.

Estas tres determinaciones de la palabra por razón de su contexto de nacimiento perduran a lo largo de su historia y se mantienen vivas hasta nuestros días. Desde sus mismos orígenes, la teología ha estado a medio camino entre la liturgia y la filosofía, el culto y la razón, la verificación positiva y la especulación teórica. 

Según W. Jaeger, La teología de los primeros filósofos griegos, Platón fue el primero que usó la palabra teología (teología) y fue evidentemente el creador de la idea.

  • En el Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento no utiliza el término teología. Mientras que en el pensamiento griego la iniciativa y el movimiento van del hombre a Dios, en la Biblia la orientación se invierte: antes que una palabra del hombre dirigiéndose a Dios o preguntando por él, preexiste una palabra de Dios dirigiéndose al hombre y preguntándole. Esta palabra es Theodidaktoi, enseñados, aleccionados por Dios, alumnos de Dios (1 Tesalonicenses 4,9). Otros textos de Juan refieren el mismo movimiento de Dios que enseña a los creyentes desde dentro de su conciencia o corazón: ¨La unción que habéis recibido os lo enseña todo¨ (1 Juan 3,27); además Juan 14,16.26; 15,26; 16,7.

  • En la Patrística

La verdadera reflexión teológica comienza cuando el kerigma de la Iglesia entre en contacto con el logos de Grecia. Los primeros Padres de la Iglesia no reasumen el término ¨teología¨ de los autores paganos. Cuando lo usan, lo hacen manteniendo el sentido que tenía en ellos. Así lo hace Clemente de Alejandría (150-220) que considera ¨teólogos¨ a los sabios y poetas de la antigüedad, como Orfeo, Homero, Hesíodo, a la vez que a los profetas, comenzando por Moisés.

  • En la Edad Media

En los Padres de la Iglesia occidental, Cipriano, Minucio, Tertuliano, Lactancio, el término ¨teología¨ retiene el sentido anterior y no adquiere un contenido cristiano específico. Ni siquiera san Agustín (354-430), que lo mantiene en su sentido general precristiano. Hay que esperar hasta Boecio (480-524) para que la teología adquiera un relieve nuevo en la perspectiva de la metafísica de Aristóteles, al considerar que la física se ocupa de las realidades en movimiento y que no son separables de la materia, la matemática de las realidades sin movimiento pero que no son separable de la materia; y que la teología se ocupa de lo que es sin movimiento, abstracto y separable de la materia.

Durante los siglos XII-XIV aparecen los intentos de elaborar una nueva síntesis de la teología, sobre la base de contraponer y subordinar las diversas opiniones sostenidas por los Padres sobre una cuestión, para organizarlas luego bajo un principio estructurador y en un sistema. Son las Summae.

Con san Buenaventura (1217-1274) y santo Tomás (1227-1274) llegamos al momento cumbre de la elaboración sistemática de la teología. Santo Tomás parte de la palabra ¨scientia¨ describiendo sus funciones al servicio de la fe. Él afirma que tal ciencia es la teología. Pero va a entender este término a la luz de los principios nuevos, y después de haber establecido una distinción clara entre las realidades que son cognoscibles por la luz de la razón natural y aquellas que tan solo son cognoscibles por la luz de la revelación divina. Así distingue entre la ¨sacra doctrina¨ propia del teólogo y aquella otra teología que es parte de la filosofía. Distingue dos tipos de ciencias: aquellas que proceden según principios conocidos por la luz natural de nuestra inteligencia, por ejemplo la aritmética y la geometría, y aquellas otras ciencias que toman sus principios de otras ciencias superiores, como por ejemplo la perspectiva, que los toma de la geometría, y la música de los toma de la aritmética.

Con esta teoría de las ciencias subalternas define la teología como la ciencia que procede por principios tomados de otra ciencia: la ciencia de Dios, que él los ha manifestado por su revelación en la historia, consumada en Jesucristo, y que poseen ya los bienaventurados. El conocimiento o ciencia, que Dios tiene de si mismo comunicado a los hombres en la revelación positiva, es por tanto, la clave de la teología; revelación que se nos transmite en la Escritura, leída en la Iglesia, y que es acogida por la fe. Esta es, ante todo, la capacitación que, en el orden dinámico e intelectivo, la gracia de Dios otorga al hombre como luz y fortalecimiento, para que conozca, se adhiera y viva la revelación. 

  • El desarrollo ulterior

En los siglos siguientes el sentido del término teología permanece invariable y solo encontramos acentos nuevos, con una concentración especulativa mayor en Juan Duns Escoto (1265-1308), que lleva una cierta desecación bíblica y espiritual. El positivismo lógico y físico por un lado y el radical voluntarismo, de debilita hasta el extremo la unión entre voluntad e inteligencia divina que aún regía en santo Tomas, encuentran en el nominalismo de W. Ockham (1300-1349) y G. Biel (1410-1495) una expresión máxima que provocará la reacción de Lutero (1483-1546) quien rechaza la filosofía como mediación de la fe, para volver a un encuentro directo con la Biblia en cuanto evangelio de Dios y, por tanto, potencia de salvación del hombre para todo el que cree, judío o griego, porque en él se revela la justicia de Dios haciendo pasar del estado de pecado al estado de justificación (Romanos 1,16).

La radical novedad de Lutero, al cuestionar la interpretación de la fe bíblica y la autoridad correspondiente para interpretarla, ¿Dónde se encuentra la fe y quién tiene autoridad para determinar sus contenidos? La misión primera de la teología es por consiguiente, indagar y exponer las fuentes de las que mana la fe verdadera.

El impulso recibido en el siglo XVI perdura en la llamada ¨ortodoxia¨ protestante que prolonga las actitudes originarias de Melanchthon (14971560) y lleva la teología a elaborarse como ¨dogmática¨ en sentido estricto. Tras las actitudes reduccionistas provocadas por la Ilustración, al orientarse la teología en una dirección principalmente defensiva y apologética, Schleiermacher significará un inicio nuevo con el relieve que otorga a la antropología y a la pneumatología para pensar las realidades cristianas, al situarlas en el corazón del hombre como fuente de vida y de experiencia, y a la vez considerando al Espíritu Santo el principio trascendente de esa vida y experiencias personales. El siglo XX estará determinado por las grandes experiencias históricas y los movimientos de renovación surgidos dentro de la Iglesia. Fruto de todo ello son las figuras creadoras de Barth (1886-1968) en el protestantismo, con su orientación más por Calvino que por Lutero, y en el catolicismo por Karl Rahner (19041984) y Hans Urs von Balthasar (1905-1988)

  • Definiciones provisionales

San Agustín: ¨La teología es razón o discurso sobre la divinidad¨. Santo Tomás: Teología es ¨la ciencia que habla de Dios en la medida en que es cognoscible con la luz de la revelación divina¨.

Karl Rahner: ¨la teología es la escucha expresamente esforzada de la propia revelación de Dios acontecida en la historia, el esfuerzo científicamente metódico por conocerla y el desarrollo reflejo del objeto de ese conocimiento¨.

Felipe Rincón: ¨teología es ciencia, arte y disciplina que partiendo de la revelación divina, expone la razón de ser del mundo y su relación con el creador.

Podemos decir que la teología bíblica es el estudio de la naturaleza de Dios y de sus hechos y palabras a través del intento de organizar el contenido de la Biblia según categorías que surgen del mismo texto, buscando expresar los temas presentados en la Biblia y la relación entre ellos. El teólogo es cualquier persona que intenta ese estudio.

A la luz de estas definiciones, ¿Cuál sería el quehacer del teólogo? Oír, atender y entender, inteligir, interpretar, sistematizar, exponer y obedecer lo que Dios diga de sí mismo y del ser humano mediante acciones y palabras en la historia.

El teólogo cristiano no habla directamente de Dios, desde sus propias convicciones o deseos, sino a partir de la revelación que aquel hace de sí, tal como fue recogida por los testigos de los momentos fundacionales, fue trasmitida en tradición viviente y quedó sedimentada en los escritos que la Iglesia consideró normativos y que forman el Nuevo Testamento.  El objeto sobre el que habla el teólogo es Dios en la medida en que él se nos ha manifestado en Jesucristo y en nuestra interioridad por el Espíritu Santo. El teólogo cristiano habla desde Dios mismo ante todo; y luego sobre Dios en relación con el humano. A diferencia de las filosofías, en teología Dios no es tratado en cuanto principio cosmológico, sino en cuanto ser divino y principio soteriológico. Dios, así comprendido, es el objeto de la teología y solo desde ahí habla ella. Pero desde él y en relación con él habla de todo los temas.

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