5.2 Teología Bíblica de las Epístolas Paulinas

En sus cartas, el apóstol Pablo nunca provee una exposición sistemática de su teología. Aun en Romanos y Efesios, las cartas más generales, solamente provee una breve exposición de algunos temas. La mayoría de las cartas responden a las circunstancias específicas de una iglesia. Así que el texto bíblico de la literatura paulina responde a la situación de la iglesia en circunstancias políticas, sociales y culturales diferentes de lo que nosotros experimentamos. Sin embargo, hemos visto que hay puntos de conexión entre el mundo de Pablo y el nuestro y que en sus cartas él contribuye a varios de los temas ya descubiertos en secciones anteriores de este estudio.

La relación entre la literatura paulina y los evangelios es semejante a la relación entre los libros proféticos y los históricos del AT. La revelación de Dios en los evangelios y la literatura histórica (Hechos) es a través de eventos narrados. Pablo, como los profetas, interpreta esos eventos y revela su significado. De los evangelios sabemos que Jesús vivió una vida sin pecado, murió y resucitó. Pablo nos ayuda a entender que la fidelidad de Jesús cumplió la ley y su muerte y resurrección nos reconcilia con Dios, dándonos la posibilidad de adquirir la justicia de Dios por medio de la fe.

5.2.1 Dios el creador

La carta a los colosenses presenta al Señor Jesucristo como el creador (tiempo pasado), el que sostiene la creación (tiempo presente) y el que reconcilia todas las cosas en la creación de Dios (tiempo futuro). Romanos 8:21 agrega la idea de que “la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad”. La implicación es que Jesucristo es quien la librará. La carta de 2 Corintios habla acerca de la nueva creación que fue iniciada en Cristo Jesús y que todos los que están “en Cristo” participarán de esa creación ya (2 Co 5:17). Así que Cristo es el creador de esta antigua creación y también el que inicia la nueva que remplazará la antigua.

Notamos en los Escritos del AT que la teología de la creación es importante en la teología del sufrimiento. En la literatura paulina, la esperanza de la nueva creación provee la motivación de soportar los sufrimientos de la vida presente y perseverar en proclamar el mensaje del evangelio (2 Co 4:16–5:11; Ro 8:31–39; 2 Ts 1:6–10).

5.2.2. Dios y el ser humano

Es la literatura paulina la que provee las primeras indicaciones de lo que siglos después se llamará la doctrina de la trinidad. En varios lugares, Pablo habla de Jesucristo en una forma que indica que es igual a YHWH del AT (Fil 2:9–10; 1 Co 8:6; 12:4–6). También se refiere a Jesús como Dios (Ro 9:5; Tito 2:13; 3:4–6). Además, se refiere al Espíritu Santo cumpliendo funciones que son atribuidas a Dios (Tito 3:5; Ro 8:11).
Pablo habla del plan de Dios, que era un misterio escondido pero ahora es revelado, el de “reunir todas las cosas en Cristo” (Ef 1:10). Este plan implica la unidad de judíos y gentiles en la iglesia, y provee una motivación para llevar una vida de obediencia (Ef 4:1–6:9) y manifestar una nueva manera de pensar (Fil 1:7; 2:2, 5; 4:2, 10). Debido a su doble naturaleza, Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres (1 T 2:5).

5.2.3. Conocer a Dios

En los evangelios, Jesús afirmó que la manera de conocer a Dios es a través de conocer a Jesús. Pablo reafirma esto en 1 Timoteo 2:5 donde dice que Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres. Pablo ora con frecuencia que los destinatarios lleguen a conocer a Dios y su amor más y más (Ef 3:18; Col 1:10; 2:2). Atribuye la desobediencia y el pecado de los incrédulos a la falta de conocimiento de Dios (1 Co 1:21; 2 Co 2:14; Gá 4:8; 2 Ts 1:8).

5.2.4. Obediencia/Desobediencia

En la literatura paulina, la obediencia es igual de importante como en el Pentateuco y los libros históricos, pero la fuente que produce esa obediencia ahora está adentro del creyente. Pablo interpreta la promesa en el AT de un nuevo corazón y un nuevo espíritu (Ez 11:19; 18:31; 36:16) con referencia al Espíritu Santo de Dios quien vive en el creyente y produce “el fruto del Espíritu” en él (Gá 5:22–23). En 1 y 2 Tesalonicenses, la segunda venida de Cristo provee una motivación fuerte para vivir en obediencia. En 1 Corintios, el fundamento teológico que Pablo plantea para enfrentar todos los problemas de comportamiento es la muerte y resurrección de Cristo. En Romanos 6, declara que somos libres de la esclavitud del pecado y en Colosenses 1:13, que nos trasladó del dominio de las tinieblas al reino de su Hijo. Colosenses 3 enseña que el comportamiento correcto surge naturalmente de una teología correcta de poner la mirada en las cosas de arriba. El libro de Filemón da un ejemplo práctico de la transformación radical que Cristo puede efectuar en las relaciones humanas, y demuestra en forma implícita que esa transformación individual puede multiplicarse para transformar la cultura.

Las cartas pastorales insisten en la gran importancia de la enseñanza correcta de la Palabra de Dios. Plantean que el propósito de la enseñanza de la Palabra es una vida cambiada y que la Palabra es el instrumento que Dios usa para producir una vida de obediencia.

5.2.5. Bendición/Maldición

Efesios 1:3–14 es el pasaje que enumera muchas de las bendiciones espirituales que tenemos en Cristo Jesús. Además, en todos los prescritos epistolares y en todas las conclusiones de sus cartas, Pablo expresa su deseo de que la gracia de Dios y de Jesucristo acompañe a sus destinatarios. En las oraciones que Pablo hace en la mayoría de sus cartas siempre pide de Dios bendiciones espirituales para los creyentes.

Lo que está ausente en la mayoría de la literatura paulina es la asociación común al AT entre la bendición y la prosperidad material, salud física y larga vida. Aun en el pasaje que más trata con lo material, 2 Corintios 8–9, Pablo afirma que “el que suministra semilla al sembrador y pan para su alimento, suplirá y multiplicará vuestra sementera y aumentará la siega de vuestra justicia; seréis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios” (2 Co 9:10–11). Este pasaje se concentra más en las bendiciones espirituales de justicia y generosidad que en el actual enriquecimiento material del creyente. Otro asunto que está ausente en la literatura paulina es la asociación de la bendición con la obediencia y la maldición con la desobediencia.

Se pueden explicar estas dos diferencias de este tema en el AT y NT de la siguiente manera. Antes de Cristo, la manera en que el pueblo de Dios se mantenía en relación con Él era a través de obedecer los preceptos del pacto. Pablo aclara que Cristo obedeció y por eso todas las promesas de Dios son sí y amén en Él (2 Co 1:20). Ahora la manera de estar en relación correcta con Dios es estar en Cristo. La persona que está en Cristo es coheredero con Él de todas las cosas (Ro 8:16–17). Así concluimos que: (1) las bendiciones dependen de la obediencia a Cristo y nuestra posición en Él, por eso Pablo no asocia las bendiciones con nuestra obediencia; y (2) el lugar y tiempo de recibir las bendiciones ha cambiado desde esta tierra y este tiempo (AT) a la nueva creación y la consumación del tiempo (NT, ver Ro 8:18 por ejemplo).

5.2.6. Dios toma la iniciativa/el ser humano decide

Estos fueron dos temas en capítulos anteriores. Están combinados de aquí en adelante porque la relación entre los dos se hace más estrecha. Ellos forman dos polos de un equilibrio. Una teología bíblica que respeta la diversidad del texto tiene que presentarlos como dos aspectos complementarios de una verdad bíblica.

Pablo mantiene una tensión equilibrada entre la responsabilidad humana y la iniciativa divina. Por ejemplo, 1 y 2 Tesalonicenses hablan de la elección de Dios y la decisión de los tesalonicenses a convertirse. Dios les mantiene, pero ellos tienen que esforzarse. Los que se pierden se complacen en la iniquidad y también Dios les envía un poder de engaño.

5.2.7. Promesa/pacto

En Mateo 5:17, Jesús afirmó que había venido para cumplir la ley, y Romanos 3:21–22 aclara que lo hizo.99 Por eso, “Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo” (2 Co 1:20 NVI). Por eso en Él somos participantes de “un nuevo pacto, no de la letra sino del Espíritu” (2 Co 3:6). Cuando celebramos la Santa Cena, declaramos que estamos participando del “nuevo pacto en su sangre” (1 Co 11:25). Este nuevo pacto cumple Jeremías 31:31–34.

5.2.8. Santidad/sábado/presencia de Dios

Ya notamos que según Pablo, la manera de experimentar la presencia de Dios es estar “en Cristo”, y la manera de estar en Cristo es por medio de la fe en Él y en la eficacia de lo que hizo en la cruz para que podamos adquirir la justica de Dios y estar reconciliados con Él. Romanos 7 expone en detalle que por eso, la ley ahora es obsoleta como la manera principal de relacionarnos con Dios. La ley todavía es la palabra inspirada de Dios y por eso tiene mucho que enseñarnos acerca de Él y de nosotros, pero desde que Cristo vivió una vida de perfecta obediencia y luego murió por nuestros pecados, la ley ya no nos puede condenar si estamos en Él.

Además, ya no existen ciertos lugares (somos el templo de Dios) ni tiempos especiales (todos los días son iguales) para experimentar la presencia de Dios. Tampoco es necesario acercarnos a Dios a través de ciertas personas (Cristo es el único mediador). Aunque el individuo puede experimentar la presencia de Dios en Cristo, el hecho de que la iglesia es el “cuerpo de Cristo” implica que la mejor manera de experimentar la presencia de Dios es cuando la iglesia local está reunida.

En el AT, el pueblo manifestaba la santidad más que todo a través de asuntos externos como la circuncisión, dieta, rituales, sacrificios, etc. Jesús enseñaba que en la actualidad, el pueblo debe manifestar la santidad a través de mantener el corazón puro. Pablo hizo la afirmación de Jesús explícita, con listas de la clase de comportamiento que debe caracterizar a la persona que está en Cristo.

5.2.9. El Dios de los ejércitos

En 2 Corintios 4:3–4 y 10:3–6, la guerra es espiritual y asociada con la proclamación del evangelio. En Colosenses, Cristo ganó definitivamente esa guerra cuando murió en la cruz y se mofó de los poderes espirituales contrarios. Él nos ha liberado ya del dominio de las tinieblas. En forma implícita, esta verdad respalda la importancia de proclamar el evangelio para que otros también puedan ser libres de ese dominio. El libro de Efesios declara que todo está reunido en Cristo y por eso Él está sobre todos los poderes espirituales en todas partes. Él nos ha concedido armas espirituales para resistir los ataques del diablo y estar firmes: la justica, la verdad, la salvación, la fe, la proclamación del evangelio, la Palabra de Dios y la oración. En Romanos 8, Pablo habla de nuestra victoria absoluta en Cristo y en Filipenses 1, y 2 Timoteo 4, él puede contemplar su propia muerte con tranquilidad porque sabe en quién ha creído y porque ha vivido delante de Él con fidelidad y perseverancia.

5.2.10. La relación con Dios continúa después de la muerte física

Tenemos que 1 Corintios 15 es el pasaje más largo y explícito en toda la Biblia que expone tanto la resurrección de Cristo, como también nuestra resurrección futura. Sin embargo, en todas sus cartas, Pablo se refiere directa o indirectamente al hecho de que después de la muerte hay una eternidad en la presencia de Dios para los que han creído en Cristo en esta vida. Afirma que la gloria de esa existencia es más allá de lo que podemos entender o pensar (Ro 8:18; 2 Co 4:17).

5.2.11. Buscar a Dios es igual a seguir a Jesús y es igual a estar en Cristo

El apóstol Pablo introduce al vocabulario bíblico la frase “en Cristo” para describir una identificación total con Él que es la esencia de la salvación. En la literatura paulina, esa frase remplaza el concepto de “buscar a Dios” que apareció en Crónicas y el de “seguir a Jesús” que fue común en los evangelios. “Estar en Cristo” tiene el mismo significado de las otras dos frases.

5.2.12 Sustitución

En 2 Corintios 5:21 está la afirmación más explícita de la sustitución en la literatura paulina: “Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él”. La teología de Pablo va mucho más allá de la sustitución evidente en el AT. Allá, el animal inocente muere en lugar del pecador. En las cartas de Pablo el Cordero inocente muere por nosotros (Ro 3:24–25; Ef 1:7; Gá 4:5), y a través de la fe, llegamos a tener una identificación plena con Él en su muerte, resurrección y exaltación (estamos sentados con Él en lugares celestiales). Ya no es un asunto de que unos pecados están cubiertos temporalmente, sino una transformación completa que toca cada área de la vida y dura hasta la eternidad.

5.2.13 Tierra

En el AT, la tierra fue importante como el lugar donde Dios iba a establecer el lugar de comunión renovada con el pueblo de Israel. Ahora el lugar de comunión es el mismo Señor Jesucristo (Ro 3:25) y los que estamos en Él (Ef 2:19–20). Sin embargo, queda la promesa de una herencia (Ro 8:17), una ciudadanía (Fil 3:20) y la expectativa de ejercer dominio y juicio con Jesús (1 Co 6:2–3; 2 Ti 2:12). En cierta forma, en la literatura paulina, la tierra prometida se aumentó al incluir a todo el planeta en su estado redimido cuando Jesucristo vuelva.

5.2.14 Ministerio profético

En su trato detallado de los dones espirituales de lenguas y de profecía en 1 Corintios 14, Pablo aclara que el ministerio profético en la iglesia de Jesucristo existe y tiene como propósito la edificación, la exhortación, la consolación (1 Co 14:3) y el convencer del pecado (14:24–25). Aclara que “los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas” (14:32) y manda que “los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen” (14:29). Con esto da a entender que la profecía en la iglesia no tiene el mismo nivel de autoridad que tuvo la profecía escrita en el AT. Con esta información, concluimos que predicar o enseñar la Biblia en el poder del Espíritu Santo es una manifestación del don de profecía según 1 Corintios 14.

Además, en las cartas pastorales, Pablo da unas listas de características que los líderes cristianos deben reunir para poder participar en los ministerios de la iglesia. Estas listas hablan de características sociales que permiten al pastor y líder vivir en paz con los de la iglesia y la comunidad, y también características espirituales que le capacitan para enseñar. La manera en que Pablo escribe en Filemón da un ejemplo de la discreción y cautela necesarias para llevar a cabo el ministerio espiritual. Pablo no quiere que Filemón le obedezca a él, sino a Dios, y le presenta la decisión correcta sin obligación, confiando que su destinatario decida a obedecer al Señor antes que a él.

En varias cartas, Pablo expresa su preocupación acerca del mal uso de la profecía para enseñar doctrina incorrecta o para promover comportamiento no-bíblico (Gá 1:8–9; 2 Co 11:13–15; 1 Ti 4:1–4; 2 Ti 3:1–15). Defiende su ministerio como autentico ofreciendo diversas pruebas: sus sufrimientos, la existencia de iglesias que fundó, su encuentro con Cristo en el camino a Damasco, una visión celestial que tuvo. Aconseja a sus destinatarios a permanecer en la lectura de las Escrituras, en la enseñanza apostólica y a llevar una vida caracterizada por la pureza moral para no caer en los engaños de los falsos profetas, (Ef 4:1–16; 1 Ti 4:16; 2 Ti 3:10–17). También, predice la llegada de un profeta falso de gran poder engañador al final de los tiempos (2 Ts 2:3–12).

5.2.16. Ministerio de intercesión/oración

La mayoría de las cartas de Pablo contienen oraciones de él por los creyentes. En todas esas oraciones, Pablo se limita a agradecerle a Dios y pedirle bendiciones espirituales (aun en situaciones donde los miembros de la iglesia están experimentando persecución y sufrimiento). En Efesios 6:18, presenta a la oración como una de las armas espirituales para resistir al diablo.

5.2.17. El remanente

Pablo usa la palabra “remanente” en Romanos 9:27 y 11:5. Ambos usos son citas del AT (Is 10:22 y 1 R 19:18). Romanos 9–11 habla del hecho de que solo unos pocos israelitas habían reconocido a Jesús como su Mesías en el tiempo de Pablo. Sabemos que la iglesia cristiana en el tiempo de Pablo fue una pequeña minoría en cada ciudad, pero Pablo no hace énfasis en esto, sino que anima a la perseverancia y a la evangelización.

5.2.18. El rey

Pablo se refiere a Dios como Rey en 1 Timoteo 1:17 y a Jesucristo como Rey de reyes y Señor de señores en 1 Timoteo 6:15. No usa la palabra “rey” en otro lugar, pero sí se refiere con más frecuencia al “reino de Dios”. La mayoría de las citas tienen que ver con los pecados que excluyen a la persona del reino de Dios (1 Co 6:9–10; 15:50; Gá 5:19–21; Ef 5:5), o lo que hace que la persona sea apto para el reino de Dios (Col 1:13: 1 Ts 2:12; 2 Ts 1:5; 2 T 4:18). Dos citas interesantes definen en forma negativa el reino: “el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Ro 14:17); y “el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder” (1 Co 4:20).

5.2.19. Sufrimiento

En 2 Tesalonicenses, Pablo explica que el sufrimiento por causa de Cristo es evidencia de la salvación. Dios recompensará a los que sufren por Él y exigirá retribución de los que causaron el sufrimiento. El sufrimiento de Cristo es el patrón para el cristiano y su segunda venida es la esperanza que tenemos. En Romanos 5:3–5, Pablo dice que Dios puede usar el sufrimiento para ayudar al cristiano a madurar. En las epístolas pastorales, dice que los que siguen a Cristo sufrirán persecución (2 Ti 3:12), pero aclara que lo importante es pelear la buena batalla y perseverar (1 Ti 6:12; 2 Ti 4:7).
Pablo entiende que de alguna manera su propio sufrimiento tiene un aspecto redentor (Col 1:24). También cree que sus sufrimientos autentican su ministerio apostólico (1 Co 4:11–16; 2 Co 11:21–33).

5.2.20. Tiempo

Pablo expone una teología del tiempo que enfatiza que la época venidera comenzó ya. La nueva creación existe con la antigua hasta la segunda venida de Cristo. Él expone información general acerca de esa venida y anima a los creyentes a estar alertas y vivir en la expectativa constante de esa venida. Para Pablo es importante usar bien el tiempo mientras tanto (Ef 5:16) y para él la pronta venida de Cristo provee motivación para soportar sufrimientos y persecuciones en obediencia.

RELACIÓN ENTRE TEMAS

Las cartas paulinas son ejemplos prácticos de la teología pastoral porque interpretan y contextualizan los eventos de la tradición apostólica acerca de Jesús,100 y los aplican a situaciones específicas en las iglesias. El proceso de extraer la teología bíblica de sus cartas tiene que tomar en cuenta la naturaleza ocasional de ellas y contemplar la posibilidad de que la aplicación de los principios teológicos a una cultura diferente de la bíblica puede variar.

Las cartas paulinas interpretan el significado de la muerte y resurrección de Jesús y aplican estos eventos a situaciones específicas. Por ejemplo, Efesios enumera varias clases de bendiciones que la iglesia experimenta en Cristo y aplica esas bendiciones al problema de la falta de unidad entre judíos y gentiles. Filipenses explora la manera en que Jesucristo se humilló y aplica la actitud que tuvo a la situación de la iglesia en Filipos.

El propósito de Dios a restablecer la relación de amistad con la humanidad está realizado a través de la fe en Jesucristo y de su obra en la cruz. Muchos de los problemas en las iglesias paulinas tenían que ver con problemas entre personas, y Pablo enseña que cuando la persona se reconcilia con Dios a través de Jesucristo, existe la posibilidad de vivir en unidad y armonía con otras personas (Ef 2:14–16). Otros problemas en las iglesias tenían que ver con el pecado, y Pablo enseña que el sacrificio de Cristo hizo posible una transformación en nuestra manera de vivir (Ro 6:12–14). En las cartas paulinas, la teología con frecuencia forma la base de exhortaciones prácticas a cambiar la manera de actuar y hablar. En esto, Pablo guarda mucha semejanza a los profetas del AT. Con frecuencia, Pablo tenía que combatir enseñanzas falsas y prácticas no-bíblicas. Su respuesta a estos problemas siempre es la verdad de las Escrituras y la tradición apostólica de Jesucristo.

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