No hay duda alguna acerca de la paternidad de este libro. Lo escribió el apóstol Pablo. Esto se declara en el primer versículo y está verificado por la evidencia interna. I2 Pablo incluye a Timoteo y a Silas en la declaración inicial como participantes con él en el ministerio.
En su segundo viaje misionero, Pablo llegó a Tesalónica y predicó el evangelio de Cristo (Hch. 17:1-10). Aunque la Iglesia fue fundada entonces, Pablo se vio obligado a irse de la ciudad por enemigos del evangelio. Más adelante se dirigió a la ciudad de Corinto, donde ejerció su ministerio durante unos dieciocho meses Fue en Corinto que escribió 1 Tesalonicenses.
Pablo llegó a Corinto probablemente a finales del 50 d.C., o a comienzos del 51. Aparentemente, escribió 1 Tesalonicenses poco después de su llegada allí. Esto significaría una fecha del 51 para la redacción de esta carta.[1]
Debido a que Pablo se vio obligado a salir de Tesalónica y no pudo hacer allí todo lo que quería hacer, tenía una gran preocupación por el bienestar de su nueva iglesia. Por ello, envió a Timoteo de nuevo a Tesalónica para que ministrase y observase la situación. Fue el regreso de Timoteo con las nuevas acerca de la iglesia lo que impulsó a Pablo a escribir (Hch. 18:5; 1 Ts. 3:5-7). El informe de Timoteo era básicamente positivo, pero revelaba también que la iglesia tenía algunos problemas y necesidades.
En primer lugar, Pablo escribió para defender su propio ministerio allí. Ciertos detractores estaban diciendo que Pablo era simplemente otro de tantos egoístas maestros ambulantes. No tenía un interés real en los creyentes de Tesalónica, sino que enseñaba por provecho propio. Aparentemente, estaban diciendo que, si estaba interesado por ellos, ¿por qué no volvía? Aunque no le gustaba a Pablo centrarse en sí mismo, en este caso era importante hacer frente a estas acusaciones.[2] Hubiera sido fatal para la obra del evangelio en Macedonia que los Tesalonicenses hubiesen creído estas acusaciones. Era necesario refutarlas. Pero la respuesta de Pablo a estas acusaciones no fue ocasionada por un sentimiento de orgullo personal herido; fue motivado por un apasionado deseo de Salvaguardar la fe de sus convertidos.”
De modo que Pablo escribió para asegurar a los creyentes de Tesalónica acerca de su amor e interés por ellos.
Un segundo propósito al escribir era el de clarificar la verdad acerca del regreso del Señor a por su Iglesia. Había algunos errores doctrinales y prácticos que comenzaban a surgir debido a malentendidos acerca del regreso del Señor.
Y tercero, Pablo escribió para alentarlos a vivir vidas santas y agradables al Señor. Se sentía agradecido por su crecimiento en la vida cristiana, pero quería que llegaran aún a más.
I. Su anterior ministerio entre los tesalonicenses (1:1–2:16)
A. El anterior ministerio de la Palabra en sus vidas (1:1-10)
B. El anterior ministerio de Pablo en sus vidas (2:1-12)
C. El anterior ministerio había evocado una respuesta en sus vidas (2:13-16)
II. El presente ministerio a los tesalonicenses (2:17–5:11)
A. El ministerio de aliento (2:17—3:13)
B. El ministerio de edificación y exhortación (4:1-5:11)
Ill. El futuro ministerio por parte de los tesalonicenses (5:12-28)
A. Sus obligaciones en la vida cristiana (5:12-22)
B. Sus obligaciones para con Pablo y otros (5:23-28)
El tema principal de esta carta es el regreso de Jesucristo. Aunque se tratan varias otras cuestiones (como el ministerio del evangelio), el énfasis principal de esta carta es la vida y el pensamiento del creyente a la luz del regreso de Jesucristo. Esta venida de Cristo debía motivarles y alentarles.
Tesalónica estaba situada en la región de Macedonia y era su ciudad capital, Estaba situada a unas cien millas (unos 160 kilómetros) al oeste de la ciudad de Filipos en la Vía Ignaciana (la principal carretera de este a oeste que llevaba a la misma Roma). Geográficamente, estaba situada en la embocadura del golfo de Terma. El puerto de mar era activo, y por ello Tesalónica era una ciudad de orientación comercial. Era una leal ciudad romana, habiendo sido declarada ciudad libre en el 42 a. C. (Una ciudad libre era aquella que era gobernada por sus propios gobernantes locales.) En tiempos del Nuevo Testamento tenía una población de alrededor de 200,000 habitantes. Su tamaño y situación estratégica la hacían un blanco primario para el ministerio de Pablo de fundación de iglesias. La ciudad tenía una población judía bastante grande, pero era predominantemente griega. Cerca de ella estaba el monte Olimpo (el mítico monte de los dioses), y esto explicaba la devoción a los dioses del panteón griego. La composición de la iglesia de Tesalónica Pablo solía acudir a la sinagoga judía cuando llegaba a un nuevo campo de ministerio. Así fue en Tesalónica, y como resulta- do, los “‘miembros fundadores” de la iglesia fueron judíos (Hch.17:4). Durante las primeras semanas de predicación, los gentiles que se habían adherido a la sinagoga y varias **mujeres principales” también se convirtieron. Pronto se suscitó la resistencia judía al evangelio, con el resultado de que se cortó decididamente el influjo de convertidos judíos. Aparentemente, la mayoría de la iglesia quedó constituida por aquellos que habían sido salvados del paganismo (1 Ts. 1.9).
[1] Charles C. Ryrie, Primera y Segunda Tesalonicenses (Grand Rapids: Editorial Portavoz, 1980), pp. 10-11.
[2] D. Edmond Hiebert, The Thessalonian Epistles (Chicago: Moody, 1971), p. 22.